Ab Initio brinda acceso autogestionado a todos los datos empresariales a través de un catálogo de datos centralizado.
El acceso a los datos reales es de un valor incalculable. Todo el personal de la organización, desde los desarrolladores hasta los analistas de negocios y los ejecutivos, puede ponerse a trabajar eficaz e inmediatamente cuando accede a los datos fácilmente. Sin embargo, los datos con frecuencia provienen de múltiples fuentes, con diversos formatos y permisos complicados que han de satisfacerse en un sinnúmero de interfaces. Gracias al catálogo de datos de Ab Initio, los datos se limpian, se enmascaran y reciben los permisos necesarios para facilitar el acceso a cualquier aplicación. Cuando el acceso a la buena información es así de sencillo, los empleados pueden dedicarse más al negocio.
Un comercio minorista global desarrollaba su software en varios lugares del mundo. Desafortunadamente, crear conjuntos de datos válidos y anonimizados resultó ser un gran problema.
Un comercio minorista global tenía grandes proyectos de desarrollo de software en los que participaban equipos de desarrollo del mundo entero. Las pruebas de software requieren datos válidos y era necesario efectuarlas con el contenido de sus bases de datos, es decir, con los datos que se utilizarían en producción. Sin embargo, dichos datos podían contener información de identificación personal. La difusión de esta información alrededor del mundo podría entrar en conflicto con las normas de privacidad de muchos países. Este problema puede complicar seriamente el proceso de pruebas.
Aquí es donde entró en escena Ab Initio.
La solución estándar para gestionar la información de identificación personal es anonimizar los datos utilizados para las pruebas, lo cual no es tan sencillo como parece. En efecto, se puede sencillamente sobrescribir los nombres de los clientes con una “X” o insertar números aleatorios en lugar de un número de identificación, pero ya no se obtienen datos válidos como resultado final. Sin datos válidos, no es posible probar completamente el software nuevo. Incluso reemplazar los nombres de los clientes por nombres falsos es complicado: si “Juan Pérez” se asigna a “Fernando Blanco” en una ubicación y a “Iván Trujillo” en otra, las combinaciones según los nombres de cliente no se pueden verificar. El proceso de pruebas también se puede ver perjudicado incluso si una ofuscación mantiene el mismo número de letras y otra no.
La empresa ya estaba utilizando el software de Ab Initio para integrar sistemas y plataformas diferentes, lo que incluía RDBMS de varios proveedores, aplicaciones de software de terceros y diferentes tecnologías de mensajería en tiempo real. Para aprovechar también las prestaciones de anonimización y de gestión de datos de prueba de Ab Initio no hubo que dar un salto enorme. Nuestro software permitió que los datos quedaran en el anonimato pero que también fueran válidos para las pruebas. Independientemente de qué equipo se encontraba haciendo el trabajo, “Juan Pérez” siempre sería “Fernando Blanco”.
Con el software de Ab Initio, la empresa anonimizó todo su almacén de datos de varios terabytes en un período de tiempo increíblemente corto. Luego creó subconjuntos pequeños significativos (de 250 GB) que se podían transmitir de manera sencilla y rápida a equipos de desarrollo en todo el mundo.
Gracias a Ab Initio, el comercio pudo desarrollar, probar y ejecutar su software en cualquier parte del mundo, así como mantener en el anonimato sin gran esfuerzo la completa confidencialidad de sus clientes y su información personal.