Los jobs de Ab Initio pueden ejecutarse simultáneamente en un sinnúmero de servidores distribuidos en una variedad de plataformas.
Ab Initio permite que los usuarios puedan tratar su red de servidores como una plataforma unificada, incluso si los servidores ejecutan múltiples sistemas operativos. Un solo job puede utilizar los recursos de computación distribuidos para procesar datos diversos en toda la empresa. También un solo job puede combinar la capacidad de varios procesadores distribuidos en muchos contenedores o servidores para procesar los datos de una manera escalable —el escalamiento es proporcional a la capacidad total de esos procesadores—. Si se ejecuta en una configuración distribuida —hecho que puede cambiar en tiempo de ejecución— Ab Initio transmitirá los datos por toda la red según lo necesiten los componentes de procesamiento.
Ab Initio se ejecuta de forma nativa en la nube, Linux, Unix, Hadoop, Windows e incluso mainframes z/OS, pero como Ab Initio permanece invariable en cada uno de esos servidores, los usuarios pueden poner toda su atención en sus datos, aplicaciones y reglas de negocio sin tener que preocuparse de las peculiaridades de las plataformas involucradas.
Para un minorista que ejecutaba software crítico en hardware antiguo, la actualización resultó ser mucho más sencilla de lo que se imaginaba.
Las actualizaciones de hardware y software constituyen una realidad de la tecnología. A medida que se actualizan, los programas antiguos a menudo dejan de funcionar y necesitan reemplazarse. Cuando esta tarea incluye software escrito por el cliente, los inconvenientes pueden ser inmensos.
Un minorista importante ejecutaba diferentes versiones del software de Ab Initio en una variedad de plataformas. Tenía aplicaciones importantes, responsables de datos de productos críticos en todas las tiendas, ejecutándose en una plataforma Unix antigua que ya no se fabricaba ni contaba con soporte técnico. Esto último supone un gran riesgo. Además, el equipo Unix era tan viejo que no podía ejecutar la última versión del software de Ab Initio. Para este minorista, el equipo antiguo constituía el punto único de falla: si el equipo Unix dejara de funcionar, se produciría un caos total en las tiendas.
El minorista decidió que había llegado la hora de actualizar el hardware. Y también actualizó a la última versión del software de Ab Initio. Para su sorpresa, se halló con que cada aplicación de Ab Initio que se había ejecutado en el hardware antiguo se ejecutaba perfectamente bien en el hardware y software nuevos. Los resultados fueron tan gratos que decidió actualizar todas las versiones de Ab Initio a la última. Cada aplicación continuó ejecutándose igual de bien o mejor que antes.
En el mundo del código abierto, existen productos que se vuelven muy populares rápidamente y luego desaparecen con la misma rapidez. Con Ab Initio, las aplicaciones de más de 10 años de antigüedad continúan ejecutándose y se pueden modificar fácilmente a medida que las condiciones cambian.
El software de Ab Initio admite varias generaciones de tecnologías de hardware y de sistemas operativos, desde mainframes, pasando por Unix/Linux y Hadoop, a la nube y los contenedores. Ab Initio le permitió al minorista garantizar el futuro de su entorno, asegurando que sus aplicaciones continuarán funcionando incluso cuando el hardware y el software subyacentes cambien.
Para el minorista, esto se tradujo en una gran disminución del riesgo de las operaciones y la eliminación de los consabidos puntos únicos de falla. Así es como se planifica el futuro al estilo de Ab Initio.